Para la correcta limpieza de un flotador, debemos disponer de cuatro elementos básicos: agua dulce, limpiador para tejido, un paño suave y un poco de paciencia.
Otros elementos, que parecen más rápidos y efectivos, pueden llegar a ser muy perjudiciales. Entre estos se encuentran la manguera de agua a presión, los estropajos duros o metálicos y los disolventes (Acetona, Mek, Tolueno, Disolvente universal, etc.), que pueden dañar seriamente el tejido al dejarlo desprotegido frente a los rayos UV y agentes externos.
El proceso básico pasa, primero, por eliminar las manchas más agresivas de suciedad que se encuentren en el flotador o en el casco. Estas han podido surgir por diferentes motivos como piedras, arena, barro, ramas, grasa, manchas de los rodillos y, en general, todos los sedimentos que puedan estar enganchados.
El siguiente paso consiste en mojar con agua dulce la embarcación para ablandar la suciedad y quitar restos de sal o salitre. Para ello, podemos ayudarnos con un cepillo de celda suave, que no debe ser abrasivo y NUNCA metálico. A medida que vayamos eliminando la suciedad, podemos ir aclarando con agua limpia.
Si la parte del flotador que toca el agua o el fondo de nuestra neumática es textil y tiene caracolillos, debemos aplicar productos específicos para esta descontaminación e incluso algún líquido anti-cal, dejando actuar unos cuantos minutos antes de frotar con el cepillo.